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España-México, 1.961
De hecho el propio Buñuel había declarado tras el estreno de Nazarín: "No soy anticlerical ni antirreligioso...Me limito a ser sincero conmigo mismo y a expresar lo que siento." La película, considerada por muchos una las mejores de la historia del cine español, es una especie de segunda parte de Nazarín cambiando al cura, Francisco Rabal por la novicicia, Silvia Pinal, aunque algo más dura y desencantada que aquella. Posee algunos detalles típicos del cine buñueliano, como la alusión a la represión sexual, simbolizada por la ubre de la vaca o el mango de la cuerda de saltar con que se ahorca don Jaime, consideraciones sobre la inutilidad de actos éticos individuales, -el perro liberado de su atadura al carro, o supuestas blasfemias religiosas como la representación grotesca de la Santa Cena. En realidad no dejan de ser representaciones, más o menos surrealistas en unos casos, claramente explícitas en otros, de su pesimismo patológico hacia la especie humana, que él creía mala por naturaleza y de la inutilidad de las buenas acciones individuales en mundo regido por la barbarie y la hipocresía. |
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EL ANGEL EXTERMINADOR |
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Francia,1.962
A Buñuel, años después la película le pareció una negación incompleta. Ahora, declaró, los dejaría encerrados un mes hasta llegar al canibalismo. |
DIARIO DE UNA CAMARERA |
Francia-Italia, 1.963-1.964
La denuncia ante la policía no sirve de nada, ya que el infanticida es absuelto. Celestine, que ha perdido parte de su dignidad al hacerse novia del asesino para obtener pruebas del crimen, no puede ya huir y acaba casandose con alguien a quien no quiere para obtener seguridad. Otra película amarga y desencantada de Buñuel que al final de su vida proclamaba: "La libertad y la justicia no existen". |
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SIMON DEL DESIERTO |
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Mexico, 1.965
La película no pudo terminarse por falta de presupuesto. De los noventa minutos proyectados sólo se rodaron cuarenta y cinco, con un desenlace brusco pero coherente. Simón del desierto es el relato de la retirada al desierto, en lo alto de una columna, del anacoreta Simón el Estilita, concebido como una irónica mezcla de realismo y surrealismo inteligibles. Por delante de Simón y su columna desfilarán toda clase de personajes, frailes, pobres, un enano muy velazqueño, y tullidos de todos los muñones posibles pidiendo milagros, a través de los cuales Buñuel hace sus críticas a la actitud cristiana, simbolizada, por ejemplo, en el hombre que recobra milagrosamente sus manos y lo primero que hace con ellas es pegar a su hija. A la pureza de Simón, Buñuel contrapone la figura del diablo, encarnado por Silvia Pinal, que intenta tentar al santo y poner a prueba su fe. Tras muchos intentos inútiles, el diablo utiliza un último recurso. Llevarse a Simón a una discoteca, paradigma de la modernidad que tanto temía y odiaba Buñuel, donde Simón, vencido, se convierte en una especie de existencialista. Es, sin duda, una de sus mejores y más lúcidas películas. |
BELLE DE JOUR |
Francia-Italia, 1.967
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