Si bien no se conocen los orígenes de los hawaianos (parientes de los polinesios y de los melanesios), se piensa que partieron del Oriente. Algunos estiman que los primeros salieron de Japón, apoyados en los rasgos de los hawaianos. Lo cierto es que eran notables navegantes que se manejaban por las estrellas  y que se movieron con grandes embarcaciones de isla en isla. Cuando llegaron a Hawaii, un grupo determinó que esa era “La Tierra Prometida “ y se quedaron allí. Poco a poco y con el correr del tiempo, sus costumbres se hicieron cada vez más fuertes, entre ellas estaba el “SURF”.

 

 La dedicación y obsesión por este deporte no es nada nuevo, tradicionalmente los hawaianos dejaban todo por este deporte...  por ir en busca de buenas olas. Cuando el surf estaba bueno, escribió en los comienzos de 1900, Kepelino Keauokalani (1830-1978) “todos los pensamientos respecto al trabajo resultaban imposibles, sólo el surf rondaba en mi cabeza”.

 

Tradicionalmente, cuando había tormentas que no generaban olas, los surfistas hawaianos recurrían a la ayuda de “Kahuna”: una plegaria por el surf. La Kahuna podía cantar fuertemente a los dioses del mar y azotar las playas hasta que se obtenían ondulantes olas. En algunas partes de Hawaii los nativos construían impresionantes piedras “heiau” (templos) donde rezaban y dejaban ofrendas.

 

 Tempranamente arqueólogos y historiadores descubrieron, en la isla de Lanai y Molokai, pinturas insertas en rocas de los primeros surfistas  en tablas de madera. Estas pinturas pueden predecir la llegada de los blancos “haole” a Hawaii en los finales del siglo 18.

 

 Quién en este planeta, fue el primero en meditar sobre el uso recreacional de la gravedad y sobre el movimiento de las olas? Y quién shapeó la primer tabla y remó hacia aquel rompimiento de ola?

 

 Existen antiguos documentos de viajeros que describen personas andando por las olas con grandes tablas de madera, en varias partes del mundo. Pero la mayoría de los antropólogos difieren el concepto del surf a los registros del navegador británico Capitán James Cook en 1777. Durante Diciembre de ese año, en ocasión de su segundo viaje al Pacífico, Cook escribió en su diario sobre un curioso ejercicio acuático que realizaban nativos, llamado “choroee”. Lo que Cook estaba atestiguando era el SURF. En este primer incidente, pensó que el surfista era un hombre solitario que corría olas con una corta canoa, la que debía remar vigorosamente para alcanzar el swell oceánico. Para Cook, nada era tan fascinante como este modo de recreación, y comparó los increíbles y suaves movimientos del surf con la música clásica. “Estos hombres sienten el más supremo placer mientras corren las olas del mar”... escribió Cook  después de haber observado varias veces a aquellos surfistas en canoas.

 

 La navegación y carrera literaria de James Cook finalizó abruptamente en 1779, el 14 de Febrero, cuando un grupo de nativos lo atacaron  y mataron a él y a cuatro de sus marinos, en la bahía Kealakekua en la costa Kona de Hawaii.

 

 Durante los cientos de años posteriores, muchos exploradores, misioneros y aventureros visitaron las islas de Hawaii y se llevaron la experiencia de este deporte.

 

 Desafortunadamente para los hawaianos el surf fue penado por misioneros cristianos quienes encontraban en el surf fenómenos sociales que eran anti-cristianos. Así pues, prohibieron surfear, ya que lo hacían semi desnudos, las fiestas, los juegos y connotaciones sexuales que traía aparejado este deporte. Este tema se convirtió en “kapu” (tabu).Surfear y bailar la danza del Hula se volvió inmoral.

 

  En 1880 los hawaianos estaban viviendo momentos muy difíciles, pero a pesar del terrible decline de su raza y la supresión de sus antiguas tradiciones, los visitantes extranjeros se iban de las islas encantados por lo que veían en la tierra y en el mar.

 

 Los historicistas hawaianos colaboraron con su información para conocer más acerca del surf, pero a pesar de sus esfuerzos  no fue hasta 1907 que el surf tuvo una gran publicidad. Se dio a conocer cuando el famoso autor norteamericano Jack London, escribió “A Royal Sport”: Surfing Waikiki.

 

 Para atraer  turistas a las islas los hombres de negocios comenzaron a promocionar  la danza del hula-hula , el surf y la música como partes exóticas de las islas. Además George Freeth, quién vivía en Waikiki, fue invitado a EEUU para conducir la primera demostración de surf en el sur de California. Por los siguientes 12 años, él indujo el surf en California y alrededores, con su estilo hawaiano. Era llamado “el hombre que puede caminar sobre el agua”.

 

 Luego de cinco años que Freeth había llegado a California, apareció otro joven hawaiano en la esena del deporte  acuático internacional, Duke Paoa Kahanamoku.

 

 Duke Kahanamoku nació el 24 de Agosto de 1890 en Honolulu. Aun cuando recién en 1959 Hawaii tuvo la categoría de “Estado”, a principios de siglo se admitió que los hombres nacidos en esas islas representaran a Estados Unidos en las competencias internacionales deportivas. Por eso este fenomenal nadador, Kahanamoku, se convirtió en una celebridad olímpica, como miembro del equipo norteamericano. Ganó las carreras de 100 metros de estilo libre en Estocolmo, en 1912, En Amberes, en 1920 y quedó segundo en Parejas.

 

 Además de por sus cualidades como nadador, el Duke nos interesa por su gravitación en el surf. Se recuerda especialmente una historia. Un día de Junio de 1925, Kahanamoku descansaba en una playa de Newport cuando se dio vuelta un barco. Si bien murieron 17 personas, el Duke salvó a ocho tripulantes, gracias a que entró al mar con su tabla de surf y los llevó hasta la costa. Desde ese día se valoró esa variante deportiva  nacida en Hawaii y que el Duke se había encargado de difundir en la costa del Pacífico de Estados Unidos. Para muchos, el “duke” fue el que introdujo el surf en Occidente.

 

 El príncipe Kahanamoku había trasladado a América una costumbre de sus antepasados, que utilazaban las tablas para pescar y como iniciación para transformarse en un adulto.

 

 El surf para los hawaianos no era simplemente un deporte, poseía un valor espiritual y reflejaba esa especial relación que tenían los isleños con el mar, su principal fuente de alimentos. Luego de que descubriera el archipiélago el capitán Cook, muchos marineros repararon en las paradisíacas islas y quedaron cautivados por la sencillez de los nativos, la belleza de sus damas y por su destreza para caminar sobre tablas, con las que conseguían doblegar las olas.

 

Para los hawaianos correr olas era un gran desafío, porque en playas como Waimea, las olas tienen una altura entre 9 y 11 metros.

 

 El nombre de “surfing” deriva de “surf riding”, que significa ”cabalgar sobre la corriente”.