Si
Howard Hughes es recordado hasta el día de hoy, es por haber
sido un excéntrico. Sus primeros años los pasó persiguiendo
actrices de Hollywood y chocando aviones, para terminar como
un recluido y paranoico drogadicto. Hughes gozó de una carrera
destacada por sus numerosos éxitos como productor de cine,
creando clásicos como Wings, Caracortada, Hell's Angels
y The Front Page También tomó una aerolínea doméstica
para transformarla en la firma TWA, que finalmente vendió
en US$ 547 millones y formó Hughes Electronics, una empresa
contratista aeroespacial pionera, que fue adquirida después
por General Motors en US$ 5. 300 millones. Además, para no
olvidar, diseñó y pilotó en su único vuelo de una milla, el
avión más grande jamás contruido: el desprestigiado Spruce
Goose.
Cuando
murió en 1976 dejó una herencia avaluada en US$ 1. 100 millones
invertidos en 7 casinos en Nevada, en el primer shopping center
de Las Vegas y en un aeropuerto y tierras inexplotadas en
Nevada, Arizona y California. Pero, como corolario a una vida
caracterizada por dejar todo a último momento, murió sin dejar
un testamento ni establecer una residencia legal para esas
materias. Así, California y Texas pelearon por su herencia
con el objetivo de cobrar impuestos y más de 1. 000 personas
reclamaron su herencia en calidad de herederos. Lo que fue
de esos reclamos es el tema del libro Dinero: la
batalla por los billones de Howard Hughes
escrito por los periodistas investigativos James Phellan y
Lewis Chester.Aunque algunas de las tretas para obtener el
dinero de Hughes fueron cuidadosamente planeadas, todas colapsaron.
La más conocida es el famoso testamento mormón, aparentemente
escrito a mano y entregado por una "misteriosa mujer"
en la casa matriz de la iglesia mormona de Salt Lake City.
Este dejaba 1/16 del dinero a Melvin Dummar, un dependiente
de una estación de servicio quien aseguraba que se había cruzado
con Hughes en el desierto en una fría noche de 1968 y éste
lo había llevado hasta Las Vegas. La historia fracasó cuando
los investigadores hallaron sus huellas digitales en el testamento
y descubrieron que el hombre había estudiado un libro con
muestras de la escritura de Hughes.
A
ésta se suman otras dos insólitas historias que protagonizan
mujeres.
Resolver
estos enredos tomó más de 10 años, y cuando la herencia de
Hughes fue finalmente pagada sus 22 legítimos herederos se
repartieron US$ 500 millones.
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EN INGLÉS SOBRE HOWARD HUGHES
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